lunes, 22 de marzo de 2010

Gucci, una perrita peculiar


   Hace unos días me sucedió algo gracioso con la perrita de mi tía, quien me la había dejado unos días en mi casa para que la cuidase. Es muy traviesa y siempre hace alguna de las suyas.

   En la hora de la comida, Gucci, la perrita, estaba conmigo en la cocina. Yo estaba comiendo con mi padre y ella no paraba de dar saltos para que le diésemos algo de nuestro plato; tenía su pienso preparado, pero claro, siempre que nos ve con alimentos más apetitosos no puede resistirse. Nosotros la intentábamos convencer de que comiese de lo suyo, pues el pienso es el alimento ideal para ella, y si nos acostumbramos a darle de lo nuestro, al final lo rechaza y opta por lo que le parece más sabroso.
Cuando ya habíamos acabado, ella seguía negada a comerse lo que le correspondía, así que la dejamos sola en la cocina, a ver si, viendo que nos íbamos y ya no había nada de comer, se decidía por el pienso. Mi padre, mi madre y yo estábamos en el salón viendo la tele, cuando al cabo de un ratito nos dimos cuenta de que Gucci no aparecía; yo decidí volver a la cocina para ver lo que estaba haciendo, y la pillé terminando de comerse su cuenco de pienso. Me hizo mucha gracia, pues como al final no cedimos, se dio por vencida y decidió conformarse con lo suyo antes que no comer nada.

    Gucci prefiere que le demos de nuestra comida porque le gusta más, pero sabemos que, si le hacemos caso, no la estaríamos beneficiando; luego se encapricharía de alimentos ricos y no probaría su pienso, lo cual no es bueno para ella,ya que los perros necesitan las proteínas y vitaminas de su comida, que la nuestra no les proporciona.

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